1
Asegúrate de que la botella puesta tiene agua. Si no, cámbiala por una nueva y espera unos minutos a que el dispensador llene su interior.
2
Desenchufa el dispensador y retira la botella.
3
Quita la tapa superior, girándola en sentido contrario a las agujas del reloj y tirando hacia arriba. Lava la tapa superior con lavavajillas, o a mano. Aclara.
4
Vierte el contenido del sobre
5
Extrae un vaso de agua de cada grifo, uno por el rojo y otro por el azul.
6
Espera cinco minutos.
7
Coloca un cubo en la parte trasera del dispensador. Desenrosca el tapón de desagüe y deja que salga el agua. Atención: si el grifo rojo estaba encendido, el agua saldrá caliente.
8
Vacía por el grifo azul y vuelve a introducir el líquido por la parte superior para enjuagar las paredes del depósito. Repite esta operación dos veces y finalmente vacía por completo hasta que ya no salga líquido.
9
Vuelve a colocar la tapa superior en su lugar. Gira en el sentido de las agujas del reloj para cerrarlo.
10
Coloca, de nuevo, una botella en el dispensador.
11
Deja salir el agua durante 10 segundos por el tapón del desagüe trasero y posteriormente ciérralo. Espera hasta que los depósitos se llenen por completo y la botella deje de burbujear.
12
¡MUY IMPORTANTE!
Extrae 3 litros de agua por el grifo azul y 1 litro de agua por el grifo rojo para aclarar completamente el dispensador y evitar problemas de sabor.
13
Enchufa de nuevo a la red eléctrica.
14
¡Ya está tu dispensador totalmente limpio por dentro y perfecto para ser usado!